La adicción
sexual se da principalmente en hombres y puede ir desde realizar llamadas a
líneas eróticas constantemente en un día, hasta a buscar una prostituta cada
media hora, situaciones que afectan la vida cotidiana del adicto gradualmente.
En principio,
la persona lo consigue mezclar con su rutina, sin embargo, mientras más se
adentra al vicio, más difícil le será realizar un balance.
“Ver porno o
masturbarse son actividades que en principio, se pueden hacer en 15 o 20
minutos. La persona sigue con su vida absolutamente normal, hasta que empieza a
desaparecer cada vez más seguido para hacer sus cosas y entonces su vida se ve
afectada”, comenta el psicólogo, Roberto Sanz.
“Muchos de nosotros no sabíamos que nuestro problema
tenía un nombre, lo único que sabíamos era que no podíamos controlar nuestra
conducta sexual. Para nosotros, las relaciones sexuales eran una forma de vida
absorbente aunque los detalles de nuestra historia eran diferentes, nuestro
problema era el mismo.
Éramos adictos a las conductas sexuales a las cuales regresábamos una y otra vez, a
pesar de las consecuencias.
La adición sexual es una enfermedad que afecta la mente, el cuerpo y el espíritu, es progresiva y sus consecuencias generalmente son más serias
conforme pasa el tiempo , se presenta como una compulsión , la cual
es un deseo más fuerte de lo que puede resistir nuestra voluntad y como un obsesión , la cual es una
preocupación mental con conductas y
fantasías sexuales
La actuación alteraba nuestros sentimientos y conciencia,
y este estado alterado nos parecía muy deseable.la obsesión de los rituales que
llevaban al acto sexual en si eran parte
de la “sensación de satisfacción” constantemente buscamos esta sensación de
satisfacción, prefiriéndola con mayor fuerza que nuestras necesidades básicas
de comer, beber, dormir o estar a salvo. Eran como alarmas que se activan en
nuestras mentes y hacían que fuera difícil concentrarse en algo distinto.
Cuando queremos actuar, no se acababa el impulso. Ni nos sentíamos satisfechos
cuando lográbamos nuestro “remedio” en lugar de eso, entre mayor era la
actuación sexual, mayores deseos teníamos de actuar”(Relato anónimo).
La adicción al sexo o trastorno de hipersexualidad
consiste en un patrón recurrente de fantasías, impulsos y conductas sexuales
que suelen producirse como respuesta a estados emocionales desagradables, como
sentirse deprimido, angustiado, etc., así como el uso repetido del sexo como un
modo de afrontar el estrés.
Al mismo tiempo, cuando el adicto intenta dejar este tipo
de conductas no suele tener éxito, sino que sigue realizándolas a pesar de
haberse propuesto dejarlo, debido a que es el único modo que conoce de afrontar
el malestar emocional.
Las conductas sexuales
en los adictos suelen causarle malestar, además de interferir en sus relaciones
personales y dar lugar a problemas en diversos aspectos de sus vidas, como el
trabajo, la relación de pareja, etc.
No es raro que hayan sido víctimas de abuso sexual en la
infancia, lo que hizo que aprendieran a usar el sexo de un modo inadecuado y
destructivo.
Aunque cualquier persona puede recurrir al sexo en un
momento dado para afrontar el estrés o sentirse mejor, los adictos lo hacen de
manera habitual y cada vez con mayor frecuencia, hasta que el sexo controla por
completo sus vidas, del mismo modo que el alcohol llega a controlar la vida de
los alcohólicos, sin que sean capaces de encontrar la fuerza suficiente
para dejarlo.
Dado que la adicción al sexo suele ser el modo que una
persona ha aprendido para afrontar el dolor emocional, es lógico que aparezca a
estas edades, puesto que las personas más mayores ya han aprendido otras formas
(sanas o no) de hacer frente al estrés y el malestar emocional.
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