Contrariamente a las adicciones químicas (drogas, alcohol, tabaco), la masturbación es una adicción de proceso. En este tipo de adicción, la euforia, el clímax (el kick) llega como consecuencia de la liberación de endorfina y otras substancias similares en el cerebro. Estas substancias son producidas por el organismo propio. Cuando la mente y el cerebro se acostumbran a niveles elevados de estas substancias, procura obtener (o hacer producir al cuerpo) con mayor frecuencia una fuente de las mismas.
En este caso, la masturbación se convierte en una sed que no se sacia.
La adicción a la masturbación, para ponerlo sencillamente, es la necesidad compulsiva de masturbarse. La necesidad se vuelve tan sobrecogedora, que el adicto no tiene el poder para evitar masturbarse. Este poderoso deseo está en la base de la mayoría de las formas de adicción sexual. La necesidad de ver pornografía, es usualmente un precursor de la masturbación. Las formas más avanzadas de adicción sexual, tales como múltiples relaciones, sexo con prostitutas u otras actividades ilegales, tienen generalmente sus inicios en la masturbación.
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